Aquí va mi relato: CADENAS
Por fin consigo acercarme a Javi. El entierro ha terminado y la gente comienza a abandonar el cementerio. Al abrazarle consigo librarme bajo su paraguas de esta incesante lluvia. Si no hubiera estado tan alterado al marcharme de la cabaña habría traído el mío y no estaría empapado. Malditas peleas de enamorados.
—Siento lo de tu abuelo. —Poso la mano sobre el hombro de mi amigo sin dejar de pensar en ella. Tengo que hacer algo para arreglarlo, quizá le lleve flores. No soporto que estemos enfadados y al final siempre cedo.
—Es ley de vida. Además, noventa y ocho años no están nada mal. —Me alegra verle sereno, soy horrible consolando a la gente—. Gracias por venir, hacía mucho que no nos veíamos.
—Sé que no es excusa, pero he estado liado —después de lo de Miriam necesitaba estar solo, había puesto tantas esperanzas en ella—, sobre todo arreglando la casa que me dejó mi tía. Quería ponerla a mi gusto y ya sabes cómo son la obras.
—¿La cabaña junto al lago? —Pedro acaba de llegar, acompañado de Marcos, y ya está metiendo las narices—. ¡Menudo picadero! Seguro que las tías caen como moscas. —¿Siempre ha sido así de cerdo o es que el amor me está cambiando?—. Anda que no te habrás llevado ligues allí.
Demasiados. La verdad es que siempre he tenido bastante éxito con las mujeres, pero lo que busco es alguien con quien compartir mi vida. No entiendo por qué es tan complicado.
—Alguno que otro. —Le sigo el juego, al fin y al cabo no tiene la culpa de haberse estancado en la adolescencia—. Pero he sentado la cabeza.
—¿De verdad? —No me sorprende el interés de Marcos. Si alguno puede entenderme es él, que se casó a los veintipocos y enseguida fue padre—. Cuéntanos.
—Al principio no me decidía, es mucho más joven.
—¿Cuánto? —Pobre Pedro, se muere de envidia.
—Muchos. Pero no vais a sacarme nada más, aunque no sabéis lo persuasivas que pueden ser las chicas de hoy en día. —La primera vez que la vi se coló en mi cabeza. Después me la encontraba en todas partes, fingiendo ignorarme con esa provocativa timidez—. Al final me lancé. —Cada vez me arrepiento más de la discusión, definitivamente voy a comprarle flores, un ramo enorme con esos tulipanes blancos que le encantan—. Estamos viviendo juntos.
—Me alegro mucho, se te ve feliz. —Sabía que Marcos lo comprendería—. Lo siento, chicos, pero tengo que ir a buscar a Sofía al entrenamiento. Ha desaparecido otra chica y aún no han encontrado a la anterior. Miriam, cómo era, ¿Ribera?
—Rivas —corrijo.
Solo oír su nombre hace que toda la alegría se esfume. Lo intenté con todas mis fuerzas, pero ella no ponía nada de su parte. Siempre llorando y quejándose de que echaba de menos a sus padres. ¿Es que yo no era suficiente? Al final la cosa terminó mal. Con Sandra será diferente. Aunque llevamos poco tiempo, nuestra relación es sólida. Tanto como la cadena que he instalado en el sótano. Siempre se aprende de las relaciones fallidas.