El esquema para escribir una distopía
A menudo nos vemos sorprendidos por historias que conquistan nuestra imaginación. Se trata de novelas con una sólida idea destinada siempre a la denuncia social, sirviéndose para ello del futuro, la creatividad y ficción elevados a su máxima potencia. Bajo esta descripción, englobamos el concepto de distopía, una especie de profecía que desmonta todo tipo de quimeras. Será esa vía original la que nos lleve a descubrir a una sociedad ficticia que busca la felicidad. Pero finalmente logra todo lo contrario.
¿En qué consiste una distopía?
Las narraciones que surgen a partir de la distopía critican abiertamente el mundo que les ha tocado vivir creando una realidad paralela, un universo extrapolado que pone distancia emocional entre nosotros para mostrarnos mejor hacia dónde nos dirigimos. Así surge este subgénero de ciencia ficción representado por líderes carismáticos, seres de otro planeta o la misma evolución del hombre en una sociedad dominada por estas figuras que se alzan en el caos.
Su intención es vendernos esta forma de organización como utópica y en realidad nos terminará mostrando un destino mucho más trágico caracterizado por la presencia de miseria, sufrimiento y/o opresión.
Primeros pasos para crear una distopía
Para construir una narración distópica (o antiutópica) tendremos que plantear un escenario apocalíptico dirigido por un pensamiento totalitario donde la masa no tendrá ningún poder de decisión ni libertad. Este tipo de novela que puede parecer a priori hasta divertida no resulta nada sencilla en lo que se refiere a su elaboración.
Lo mejor para no perdernos es seguir este esquema infalible para que nuestra historia distópica no sea un ejemplo de novela que cae en el mero absurdo de la destrucción sin más.
1. Denuncia un problema real a través de un mundo inventado
Tienes una oportunidad, solo una, para hacerte oír y sentar cátedra sobre un tema. Mi consejo es que no desperdicies el momento. Lo ideal en este punto será un análisis de todos los aspectos de tu alrededor para que la denuncia implícita sea el motor que dé vida a esa nueva analogía.
Recuerda que una distopía empieza siempre en la mente de los ciudadanos. No te centres en exclusiva en recrear una ciudad devastada y llena de zombis. El núcleo está en esa sociedad que tiene componente real de un problema que nos toca la fibra sensible y que trasladamos inteligentemente al universo ficticio.
2. Estructura la pirámide del poder
Toda distopía que conocemos nos describen un futuro realmente incierto como consecuencia de la forma en la que vivimos. Por tanto, tienen una actitud ejemplarizante, además de ciertos avisos a modo de profecía que vaticinan un destino apocalíptico.
La organización de esta sociedad que cree a pies juntillas su bienestar está soportado en una autoridad que adorna con maestría la falsa seguridad. Este líder carismático o máquina dominadora capaz de controlar todo inventa una jaula perfecta para el ciudadano.
Lo hace sin prisas, tejiendo poco a poco la tela de araña. Embauca sin hacerse notar, transformándolo todo y en un principio sin alarmar al personal. Alimenta ilusiones que no serán más que mentiras y que conducirán al drama final.
3. La descripción del universo paralelo
Llegamos al punto más atractivo de este subgénero de ciencia ficción y también donde podemos perder toda nuestra credibilidad. El propósito de crear un control absoluto y que parezca una solución atractiva para la sociedad precisa de detalles y de una estrategia bien armada.
Tendremos que aprovechar en este punto para dar el gran salto al mundo irreal. Inspirados por ciudades existentes, recrearemos un universo futurista con sus rasgos bien definidos apoyándonos sin miedo de la descripción.
Es importante mostrar las personas que lo habitan, sus gustos y hábitos. En general su forma de vida sometida, aunque ellos no sean conscientes de esto. Estaremos en un contexto exagerado que utilizará a los medios de comunicación para generar más intranquilidad y caos.
Y en ese trance destinado al abismo, se alza un líder con cualidades muy definidas, perfecto para la dominación que ofrece la paz al pueblo a cambio de su libertad para siempre. Su estrategia es dotar al poder de aspecto de seguridad y así con sutileza por medio de este guion habrás llegado casi sin quererlo al principio de la distopía.
4. La documentación que no falte
No es necesario recordar que todo proceso creativo exige de una ardua labor de documentación. Nosotros siendo precavidos lanzamos nuestra píldora como consejo para que no se olvide en el camino incorporándola a la fuerza al esquema final de la distopía.
En serio, documéntate sin límites. Si es preciso, conviértete una temporada en un ratón de biblioteca. Pero no pases por alto esta parte tan importante. Aunque pueda resultar pesada, dedícale tiempo.
5. ¿Preparado para que nazca tu distopía?
Somos conscientes de que nuestra ficción no va encaminada a plasmar meramente la destrucción y que no es solo una vía que refleje muerte y desolación. Si lo planteamos de este modo, no estaremos ante una distopía porque no cumple su condición principal.
Para saber que estamos ante el nacimiento de una distopía, encontraremos la capacidad para describir una ilusión naciente de bienestar. Será una mezcla fabulosa entre el mundo real e irreal que nos conducirá al polo opuesto de lo esperado.
Tal vez una de las mejores frase que resuma con mayor precisión esta lección de escritura se recoge en 1984, de George Orwell. La novela presenta por primera vez la figura del Gran Hermano y de la manipulación de información masiva.
«Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo ambas».
La realidad, con sus problemas, será la mejor escuela para poder acercarnos al arte de la distopía en la novela.
Nuestra pregunta
¿Qué problemas de la actualidad te inspirarían para hacer tu propia distopía?