Decálogo de un buen banco de ideas
Si somos previsores y reconocemos que todos sufrimos en algún momento etapas de sequía creativa, vamos a proveernos de una fuente dedicada a la inspiración. El objetivo es tener un banco de ideas, una especie de almacén del que echar mano cuando la musa nos abandona.
La clave para que este cajón de sastre funcione está en entender su funcionalidad sin tener mayores pretensiones. Un banco de ideas serán notas, apuntes o pinceladas destinadas a despertar el ingenio en algún momento.
No te emociones y pienses que su capacidad es infinita porque te estarás equivocando de intención. Con nuestra despensa para la inventiva tenemos un tema al que recurrir como primera solución, pero no es este el lugar preciso para su desarrollo. Recuerda que el concepto se asemeja a notas breves, luego ya habrá tiempo para recrearse en más explicaciones.
Diez maneras de hacerte con el mejor banco de ideas
No siempre estamos inspirados cuando lo necesitamos y tampoco contamos por lo general con un momento exclusivo del día para poder dedicarnos a la simple tarea de solo pensar. Las prisas de nuestras rutinas son enemigas de toda creatividad. Por eso tenemos que aprovechar los tiempos muertos y construir el hábito saludable de observar mucho más a nuestro alrededor.
Con estas dos premisas por bandera y si sigues este decálogo fundamental, tu suministro de ideas será prácticamente inagotable.
1. El poder de una lista
Si hay algo que nos llega a hacer casi invencibles en todos los aspectos, es hacernos una buena lista. No importa cómo esté hecha, su diseño o extensión, pero el poder que confiere tener todo organizado resulta una experiencia casi mística.
El concepto es sencillo y puede ayudarnos a salir airosos en un momento de bloqueo. Este almacén de temas ordenados sirve también para la investigación previa sin la necesidad de caer en la improvisación.
Elige un cuaderno o cualquier hoja y hazte fan de las listas para que no te falten ideas.
2. Pon en marcha tu memoria
Rebusca en lo vivido: recuerdos y experiencias. Encuentra en tu pasado capítulos evocadores y momentos que congelarías porque de algún modo han sido especiales. Todo aquello que te ha marcado se convierte en susceptible de ser una buena idea para integrar en toda historia.
Y recuerda que los incidentes y anécdotas no se te pueden olvidar. Son la salsa de la vida lo que marca un rasgo bien pronunciado en un personaje o determina todo un final. Escribe y llena de memoria ese banco de ideas sin juzgarte. Nunca sabes si dentro de un tiempo esta primera impresión se convertirá en algo grande.
3. El tanto de la fantasía
Perderse en los mundos que inventamos siempre es una solución óptima para aportarnos ideas con las que trabajar posteriormente. No te prives de explorar universos ni de jugar con el espacio y tiempo. Sé un poco niño y fantasea de nuevo todo lo que quieras para ganar en ideas e imaginación.
4. Atrévete con el disparador creativo
Existe una vía muy interesante para motivar el intelecto y hacer que la inventiva fluya sin que parezca forzada. Escoge a modo de juego una serie de palabras o una frase y desarrolla una idea a partir de esa muestra.
Será el pistoletazo necesario para lograr provisiones más que buenas para tu banco de ideas, así como un torrente de creatividad sacado casi sin esfuerzo.
5. Conecta con los incondicionales amigos invisibles
Muy relacionado con los universos fantásticos está el asunto de los personajes inventados. ¿Quién no ha tenido un amigo ficticio? Es la ocasión ideal para exprimirlo, llevarle hasta el límite y plantear conflictos.
No tiene por qué ser exclusivamente fruto de nuestra imaginación. Amplía el abanico y mira a tu alrededor en la misma calle o aprovecha un disparador creativo para moldear tu propio personaje.
6. El brainstorming no es solo para publicidad
Estamos muy acostumbrados en el mundo laboral a realizar continuas tormentas de ideas para lograr un concepto único, una marca rompedora o una definición que sea clave en nuestro producto o negocio.
Aplicaremos esta lógica con la elección de nuestro tema. Sitúalo de forma gráfica en el centro de una hoja y en torno a él haz una lista (volvemos a esta solución maravillosa) de situaciones que relaciones con ese tema.
El resultado serán numerosos retazos ligados o no a nuestro eje principal que a buen seguro se incorporarán al elenco selecto de nuestro banco de ideas.
7. La propuesta de la entrevista
No creas que pareces un loco si decides apostar para aumentar tus posibilidades imaginativas por una entrevista a tu mismísimo yo. Sí, sé que suena extraño, o por lo menos un tanto egocéntrico, pero el hecho de hacer este simulacro por entero con sus preguntas y respuestas es perfecto para lograr pistas que nos encaminen a una gran idea.
8. Practica la escritura automática
Lánzate a escribir lo primero que se te venga a la cabeza. No te concedas ni un segundo para pensar, ni te pongas censuras de ningún tipo. Utiliza la total improvisación sin necesidad en este momento de dar sentido a tu texto.
Al finalizar este ejercicio, que resulta casi terapéutico, habrás liberado emociones y tensiones a partes iguales. No pierdes nada, inténtalo porque igual surge un tema interesante para desarrollar después de todo.
9. Mantente alerta y siempre preparado
Es mucho más fácil obtener ideas cuando no se están buscando que cuando nos empeñamos en dar con ellas. Tanto es así que podemos sacar mucho partido de una conversación en la calle, una frase en una película, un viaje aburrido de metro o una situación anecdótica de trabajo.
Nuestra bombilla se puede encender en todas estas y otras muchas ocasiones y para ello es imprescindible tener bien a mano lápiz y papel. La musa no suele ser tan considerada para aparecer justo cuando tenemos todas las comodidades.
10. El que guarda siempre encuentra
Es lo mismo si decides conservar tu banco de ideas en una caja, aplicación móvil o cuaderno. Lo importante es que lo tengas presente y te sirva siempre de inspiración. Complétalo todo lo que puedas y haz de su consulta y trabajo todo un hábito. Así será difícil que te veas bloqueado o que tengas que empezar de cero.
Nuestra pregunta
¿Cómo completarías tu propio banco de ideas?
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2 Comentarios
Lo de la entrevista yo lo utilizo y es muy muy útil. Me hago preguntas a mí misma sobre la trama como si fuera una lectrora en busca de fallos y trato de encontrar la manera de arreglarlos, casi siempre dando con nuevas ideas y, además, manteniendo la lógica de la novela. Para mí es la forma más rapida y efectiva que he utilizado hasta ahora.
Totalmente de acuerdo compañera. Tras una entrevista a nosotros mismos podemos desde sincerarnos hasta sacar grandes conclusiones y potentes argumentos.
El tiempo para nosotros siempre es bien y muy inspirador.
¡Gracias!