Cómo debo describir a mis personajes
Ya conocimos cómo escoger el nombre y definir a nuestros personajes. Pero ahora llega lo más difícil, ¿cómo lo podemos describir? En ese último artículo ya hicimos hincapié en cómo debemos describirlo cuando los presentamos, pero es necesario profundizar más en este punto.
Yo no quiero describir
Es un mantra muy recurrente decir que no se quiere describir a los personajes porque así cada lector se puede identificar con él. Eso no es cierto.
Si pensamos en Harry Potter, antes de que salieran las películas, los lectores ya teníamos la imagen mental de Harry, Ron y Hermione (no voy a entrar en el debate de si Hermione puede ser negra o no, el hecho es que sabíamos que tiene el pelo rizado, los dientes grandes, etc.).
¿No hubiera sido más lógico, según el argumento de la no-descripción, que Rowling no hubiese descrito a su personaje para que así todos los niños (altos, bajos, rubios, morenos, gordos, delgados…) se sintieran identificado con él?
Uno de los aspectos que más me maravilló de esa saga a mis tiernos diez años fue que era capaz de imaginarme allí, con los compañeros de clase de Hogwarts. La autora lo describía todo de tal manera que casi hubiese podido hacer un mapa del castillo (salvo por eso de que las escaleras cambian de dirección).
El lector, si no le describes cómo son, tendrá un borrón mental sustituyendo a tu protagonista. Aunque sean unas pinceladas, lo mejor es que digas algo de su físico. Porque, en realidad, nos identificamos con sus vivencias y sentimientos, no con su aspecto.
El motivo real de que esos autores no quieran describir a sus personajes, es que en sus lecturas se han atragantado con descripciones de personajes durante cuatro páginas. Y no, así no se hace.
Describir a mis personajes
Vivimos en la época de la inmediatez; si algún elemento nos corta el hilo de la lectura, lo más probable es que desconectemos.
Por esa razón, le damos tanta importancia a dar pinceladas bien repartidas en lugar de una pormenorizada descripción. Existen varias maneras de introducir la descripción sin atorar.
Describir con la trama:
Sara quitó su rubia melena del hombro con la mano. Se alisó la camiseta verde, perfectamente combinada con sus pantalones azules, del mismo color que sus ojos. Acto seguido, levantó la mano para responder la pregunta del profesor.
Describir con el diálogo:
—Yo me sé la respuesta, profesor. —Sara alzaba un brazo terso, modelado en el gimnasio. Sonreía con superioridad.
Tipos de descripciones
Para este punto, recupero un artículo de Gabriella Campbell (en serio, si no estáis suscritos a su blog, no sé a qué estáis esperando), Cómo escribir una descripción brillante.
En dicho artículo, recupera a su vez otro artículo de Umberto Eco llamado Les sémaphores sous la pluie. Como está orientado a describir en general, con su permiso, voy a adaptar algunos ejemplos al tema que nos trae aquí: los personajes.
1. Denotación
Es la típica descripción a la que estamos acostumbrados, variando su longitud entre una línea y cinco páginas (por decir, no hay límite para ser “chapa”):
Sara es rubia y de ojos azules. Lleva una camiseta verde y un pantalón azul. Además de guapa, es muy inteligente.
Como comprenderéis, lo mejor es evitar este tipo de descripciones. Si queréis hacerlas, al menos que sean originales o interesantes.
2. Descripción pormenorizada
Este recurso, mal utilizado, puede ser tan pesado como el anterior. Pero Eco nos da un truco: el asidero de pertinencia. Estableces un elemento central y todos los demás giran a su alrededor.
Sin asidero de pertinencia:
Sara tiene una melena larga y rubia, ojos azules, una nariz aguileña y una sonrisa inmaculada.
Con asidero de pertinencia:
Los ojos de Sara eclipsan una sonrisa inmaculada e incluso esa nariz aguileña, que no le favorece. Con ese color azul cielo, su melena solo podría ser rubia, y larga, al estilo californiano.
Hemos utilizado los ojos como asidero, incluido todos los elementos anteriores y dado matices para enlazarlo con el punto central. Cuanto más interesante sea ese epicentro, más nos atrapará la descripción.
3. Enumeración
Como indica Gabriella Campbell, una enumeración sin asidero de pertinencia puede resultar aburrida, aunque si esa es tu intención, adelante. Pero cada elemento debe tener una razón para aparecer en la enumeración.
Sara siempre viste con camisetas alegres. Tiene de color rojo, naranja y amarillo. Otras, verdes, azules y lilas. Algunas son de grupos de música, actrices y modelos.
En este caso, la enumeración sirve para definir a Sara. A través de su estilo de ropa podemos saber más sobre ella. Asimismo, al crear enumeraciones con paralelismos se crea un ritmo al leerlo (especialmente en voz alta). Por lo tanto, una enumeración sin asidero busca dar información sin decirla directamente y un efecto estético.
También se puede utilizar un asidero de contrapunto al final de la enumeración para impactar al lector.
Sara siempre viste con camisetas alegres. Tiene de color rojo, naranja y amarillo. Otras, verdes, azules y lilas. Algunas son de grupos de música, actrices y Charles Manson.
Al pasar de lo habitual a lo extraordinario (y un poco macabro) captamos la atención y damos información de mayor significado.
4. Acumulación
Se realiza una enumeración pero de menos a más o viceversa, para lograr un efecto concreto. Pueden ser de aspectos más bonitos a más feos para deslucir su belleza o al contrario, de más feos a más bonitos para indicar que sus defectos pasan desapercibidos por sus virtudes.
Sara siempre oculta con zapatos cerrados un dedo índice tan largo como el pulgar. Sus tobillos son gruesos y sus muslos rozan entre sí en verano. Sus anchas caderas resaltan con su cintura, envidiada por los que imitan a las avispas, y su trasero no necesita push-up. Y la joya de la corona, su pecho, está envuelto por un sujetador de la talla 95 copa C, enmarcado por un escote de pico.
Esta acumulación, además, crea un contraste entre los elementos inferiores y los superiores, y destaca que el personaje oculta sus defectos y potencia sus virtudes.
Nuestra pregunta
¿Qué tipo de descripción te parece más útil?
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4 Comentarios
Mil gracias!! Peinso que describir a los personajes da mucha fuerza al relato pero si es una descrpción aburrida y pesada puede arruinarlo. Estos ejemplos me han ayudado mucho! Saludos 🙂
Gracias. Me has ayudado mucho . Lo tendré en cuenta.
JK Rowling en Harry Potter siempre usaba descripciones del tipo denotación y descripción pormenorizada, sin asidero de pertinencia, ¿no?
Hola! Me parece muy interesante la información y te agradezco mucho por escribirla. Me hizo reflexionar a mis viejos tiempos de chat, cuando uno leia a otra persona sin saber cómo era, o uno mismo escribía para otra persona sin darle detalles de como uno era ¿qué hace entonces que uno simpatice con un personaje? El misterio tal vez o una descripción detallada, pero ideal. Me parece que a veces, incluso, uno apuesta a que la descripción sea interpretada como desagradable o agradable pensando en el gusto de los demás. ¿Qué es lo importante de un personaje: lo que hace o lo que parece?