Cómo conseguir una buena dedicatoria en un libro
No eres el único al que le ha pasado, te lo aseguro. Puede parecerte hasta paranormal, pero en realidad no lo es. Te preguntarás cómo es posible que tras escribir cientos de páginas llegue el momento de la dedicatoria y te quedes por completo en blanco.
Antes de convertirte en una estatua de sal incapaz de construir una frase, se te pasarán por tu cabeza los nombres de muchas personas, lugares que te inspiraron y diferentes formas de rendirles tu propio homenaje, aunque, en un principio, no lograrás la forma de materializarlo en palabras.
La emotividad
Es lógico. El motivo reside en que la parte emocional te bloquea y el tren de las musas entonces decide no parar en la estación. De verdad, no te lo tomes a la ligera porque la dedicatoria puede convertirse en un gancho perfecto para terminar escogiendo una novela.
Y lo mejor de todo es que para estas líneas no hay nada escrito. Puedes ser de los clásicos que utilizan la fórmula “para mi padre” o “a mi madre”, que siempre resulta una apuesta segura como decantarte hasta por “tus enemigos”. Esa originalidad se le ocurrió a Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte para argumentar que ellos con sus críticas eran los que habían hecho su trabajo grande.
Con esto te quiero decir que no hay una norma que convierta en mejor o peor una dedicatoria, por la razón de que es algo que nace del escritor. Es su elección personal. Lo que sí puedo enseñarte ahora es a buscar en tus palabras distintos matices para que indagues y te lances al plano más original.
Los pasos clave de una dedicatoria
Para expresar sentimientos se nos pueden atragantar las palabras. Las emociones son así, impredecibles. Por lo que para evitar que las sensaciones te frenen vamos a trazar un esquema básico ante estas situaciones de emergencia.
1. La elección del protagonista
No olvides que el espacio reservado a una dedicatoria es para los privilegiados. Son unas líneas de agradecimiento al amigo que te animó en tus noches en vela o a veces una oda al amor pasajero que te termina convirtiendo en todo un poeta.
No escojas sin una razón de peso e indaga en los pequeños detalles que despertaron tus ideas. Tus palabras brillarán entonces por sí solas.
2. Sin miedo a la originalidad
El tema irá ligado estrechamente a la persona o aspecto que ocupe tu dedicatoria. Es en este punto donde tendrás que derrochar creatividad en pocas palabras. Unas veces la metáfora será el mejor recurso y en otros, una llamada más directa y sincera.
“A Steve, así de sencillo” de Jane Smiley en Heredarás la tierra.
Haz que el lector sienta las palabras, aunque solo tú conozcas el verdadero significado que ellas esconden.
3. Prueba de coherencia
Tu escrito lleno de zombis rebosa terror en cada página. Has creado una atmósfera siniestra en un contexto oscuro. Se trata de una historia de supervivencia y para la dedicatoria plantas un empalagoso:
“Para ti, por todo y por tanto”.
Es un mandamiento por fuerza obligado el que el libro y la dedicatoria estén en perfecta sintonía.
4. No te obsesiones
Estarás de acuerdo conmigo en que la dedicatoria es el broche de oro de una novela. Supondrá el desahogo o la máxima expresión de gratitud del escritor tras materializar en un libro muchos de sus esfuerzos.
Es un regalo para ti y por supuesto para la persona a la que va dirigida. Resultará siempre un valor añadido a todo el trabajo anterior, sin embargo, no te olvides de que quedará relegada por el peso natural de la historia. No te pierdas sin necesidad en busca de la perfección. Lo importante es y será siempre el libro.
Ideas originales para plasmar en una dedicatoria
No cabe duda de que el espacio que reservas para homenajear a alguien es especial. Es comprensible que quieras utilizar palabras sentidas o plantees un formato original. De todas formas, ahí va un consejo: te recomiendo que, por mucho que intentes ser singular, no dejes atrás tu esencia.
No te enredes en expresiones grandilocuentes por intentar impresionar al personal. Cuando se siente lo que se dice no son necesarias las florituras para reflejar una verdad.
Tampoco (aunque siempre habrá mucho que agradecer) tendrás que recurrir por fuerza a tu árbol genealógico. Los hijos, padres, parejas, amigos, gatos y perros son siempre una fuente de inspiración y de deuda constante. No obstante, tu novela también puede convertirse en el mejor espacio para una dedicatoria menos convencional. Te presento algunos casos que brillan por su originalidad:
- Dedicado al actor de tus sueños: “A Colin Firth. Eres un gran tipo, pero estoy casada, así que creo que debemos ser solo amigos” de Shannon Hale en Austenland.
- Dedicado a los que no creyeron en ti: el ejemplo de E. E. Cummings que con su colección de 70 poemas fue rechazado por varias editoriales. Al final optó por la autoedición y en su dedicatoria reservó su espacio a los que le habían cerrado las puertas.
- Dedicado a los amigos con buenas ideas: “Para Phyllis, que me hizo meter los dragones” de George RR. Martin en Canción de hielo y fuego. Tormenta de espadas.
- Dedicado a los recuerdos de infancia: “Mi primer padrastro solía decir que con lo que no sé se podría llenar un libro. Aquí está” de Tobias Wolff en Vida de este chico.
Y no sientas reparo en pensar que estas palabras de agradecimiento también te las debes a ti mismo:
“Dedicado a la persona más fuerte que conozco: yo” Babe Walker, Psychos, en A white girl problems.
Porque hay que empezar por quererse uno mismo para amar después todo tu trabajo.
Nuestra pregunta
¿A quién iría dirigida la dedicatoria de tu libro?