Cómo lograr la suspensión de la incredulidad
¿Por qué somos capaces de creer que Harry Potter tenga poderes, pero nos choca que viajen en un coche volador? ¿Por qué nos parece bien que haya un octavo pasajero en la Nostromo, sin embargo, no entendemos la presencia del gato? Amigos y amigas escritores, bienvenidos al maravilloso mundo de la suspensión de la incredulidad.
Es un concepto aparentemente sencillo, pero que cuesta comprender. Se basa en seguir las normas de lo creíble, no de lo real. El origen del término viene de principios del siglo XIX, en concreto del poeta inglés Samuel Taylor Coleridge. Él pensaba que, no por centrarse en crear personajes sobrenaturales, era necesario que sus lectores dejasen de creer las acciones. Si tú también has tenido problemas con ser creíble para tus lectores, sigue leyendo.
Cómo lograr la suspensión de la incredulidad
Es muy importante conseguir que el lector sea capaz de creer todo aquello que le estás contando en tu historia. Si no puede dejar apagada la parte crítica de su cerebro y comienza a cuestionarse qué está pasando, algo estás haciendo mal.
Pero no des por perdido aquello que aún no ha pasado. Para evitarlo te damos las claves de algunos elementos para conseguir superarla. En concreto son tres: los personajes, el universo que creas para ellos y las escenas que narras. Vamos, apenas nada de tu historia.
Por otro lado, tienes que marcar unas reglar y seguirlas. Es decir, si en tu mundo los personajes no pueden hacer conjuros los sábados, por ejemplo, no te salgas de ahí. Si no, tu lector no entenderá nada y se saldrá de la historia completamente.
Personajes creíbles
Lo más importante es conseguir que ese personaje sea una persona de carne y hueso. O algo así. Es decir, evita crearlos como planos y consigue hacerlos redondos.
El primer truco para conseguir que sean verosímiles se basa en la propia lógica. Es decir, no repitas patrones incoherentes que vemos en libros o películas malas. Si tu protagonista es introvertido, no tendría sentido que contase sus problemas más profundos a un desconocido.
Debes tener en cuenta que los cambios en los personajes han de realizarse muy poco a poco. La palabra sutil se queda corta. Ningún personaje cambia en 24 horas, es algo que hay que hacer muy poco a poco. Si se levanta siendo muy tímido, no es lógico que se acueste hablando con el desconocido del párrafo anterior.
Sin embargo, aunque cambien, tendrás que conservar una parte de su esencia. Que sean detalles o el 90 % de la personalidad es trabajo tuyo. Depende de cuánto quieras que cambie.
Por otro lado, las motivaciones también tienen que ser creíbles. Volvemos al tema de la verosimilitud tratado ya en otros artículos como en cómo crear una guerra. Es fundamental, por ejemplo, que las metas de tus personajes sean realistas. Si no, seguro que no consigues la suspensión de la incredulidad
Podríamos resumirlo en que trabajes a tus personajes todo lo que puedas. Hazlos creíbles y ya con eso llevarás ganada una parte enorme.
Mundos, espacios, lugares
Hace muy poco Concha Perea comentaba en una charla sobre creación de literatura de fantasía la obsesión de los escritores de este género por cómo crear un mundo complejo. Y es que la fantasía es el tipo de literatura en la que esa suspensión de la incredulidad cae con mayor facilidad.
No es una tarea nada fácil, pero si nos basamos en la lógica humana (aunque tus personajes no lo sean), seguro que vas por un camino más allanado. Recuerda siempre describir el mundo con la mayor claridad posible (clima, flora y fauna, cartografía,…), eso ayudará a crear un mapa mental.
De nuevo volvemos al tema de la coherencia dentro de tus propias leyes. Como autor tienes el deber (y placer) de crear las normas por las que se van a regir las vidas de tus personajes. Gatos en el espacio no, pero aliens sí, señor Ridley Scott.
Por otro lado, cuanto más completo sea tu mundo socialmente hablando, más verosímil resultará. Habrá quien tenga riquezas, quien sea considerado “superior” y quien no, como en el mundo real. Marca las clases sociales, el origen que tienen, las diferentes lenguas y religiones. En ese sentido, puedes tomar por ejemplo Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, donde las creencias de los personajes hablan muy bien de los reinos.
Y, por supuesto, deja claro qué está y qué no está permitido dentro del entorno mágico de tu historia, si es que lo tiene. Harry Potter no podía utilizar la varita fuera del colegio por mucho que le persiguieran para matarlo. Bueno, son sus normas. Ahora tú tendrás que hacer las tuyas.
Escenario vs Escenas
Si en el punto anterior describíamos cómo debía ser el lugar en que sucede la acción, ahora hablaremos de cómo se desarrolla. Para lograr esa suspensión de la incredulidad que tanto nos preocupa tendrás que narrar de manera fluida. Las situaciones han de ser lo más naturales posibles en cada momento.
Para esto los diálogos entre personajes son fundamentales. Sabemos que es uno de los puntos más complicados para un escritor, pero si dotas a tus personajes del carácter suficiente, ellos lo harán todo.
Recuerdo perfectamente un documental sobre los guionistas de Buffy Cazavampiros. En él comentaban cómo en una escena de discusión entre personajes les chirriaba algo. Revisaron el guion milimétricamente hasta que encontraron el fallo. Una de los argumentos en la discusión lo daba Willow cuando, claramente, esas eran las palabras de Xander. Si a ellos les resultaba extraño, a los espectadores les sucedería lo mismo.
Lo cierto es que unos personajes bien construidos hacen el 60-80 % de la historia. Las expresiones han de ser personales, naturales y con lógica. Intenta, en la medida que puedas, evitar al máximo los verbos dicendi (dijo, preguntó, respondió, contestó…) para potenciar los no dicendi y no para detallar qué dijo.
Sobre los movimientos o cómo narrar una escena de acción, te dejamos el post en que mejor se puede explicar.
Elementos de forma
Este tipo de ayudas no son propiamente del argumento del relato ni forman parte de la historia. Sin embargo, son pequeños detalles que pueden ayudarte a lograr esa suspensión de la incredulidad.
El manuscrito encontrado
Se llama así a la técnica en que, justo al principio de la historia, el escritor nos hace creer que ha encontrado ese texto por casualidad. Se supone que no tiene nada que ver con el autor de la historia. Probablemente el ejemplo más conocido de esta técnica sea Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
Basado en hechos reales
Esta frase (cada vez más habitual en el mundo del cine y menos de la literatura) promete que la historia que se va a contar es cierta. O algo así.
Bajo esta premisa pueden aparecer todo tipo de narraciones y al lector le encantan. Automáticamente cuando escuchamos que algo está basado en hechos reales pensamos que ha sucedido de verdad. Dan Brown, por ejemplo, matiza que la historia es ficción, pero que las instituciones o grupos no lo son. Es decir: me baso en hechos reales, pero al mismo tiempo no.
Combinación con otras plataformas
Las redes sociales son un lugar perfecto para acercarse a tu lector. Sin embargo, no solo de Twitter vive el hombre. Por ejemplo, los libros de Memorias de Idhún de Laura Gallego tienen en Kirtash a un señor serpiente que canta. No es difícil encontrar en internet versiones de esas canciones con las que los fans se vuelven locos.
Otro ejemplo nacional es la booktuber Martitara, que durante este año publicará una saga llamada Mystical. Desde que lo dio a conocer publica detalles como vídeos con canciones de las protagonistas interpretadas por ella. Incluso presuntos audios de Whatsapp contando problemas sentimentales entre los personajes. Todo ello confiere de realismo el universo de sus protagonistas.
Si eres capaz de “engañar” a tu lector lo suficientemente bien, tendrás el trabajo más duro hecho. Ya sea con personajes redondos, escenas de desarrollo fluido o con trabajo multimedia. Lo importante es que tu historia sea creíble.
Nuestra pregunta
¿Cuál crees que es la mejor voz narrativa para lograr la suspensión de la incredulidad?
Etiqueta:suspensión de la incredulidad
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3 Comentarios
Pues yo pienso que sería el narrador testigo, pues al ser algo que nos cuenta alguien que estuvo allí y que lo vio con sus propios ojos, dará más credibilidad a la historia. 🙂
Desde luego es un tipo de narrador muy cercano y que aporta mucha verdad en sus palabras. Muy buena idea 🙂
La primera persona también se vuelve verosímil cuando se complementa con razonamientos o sentimientos, que le otorgan credibilidad a lo que dice el personaje.