Lucha contra los clichés en la ficción
Estamos de acuerdo en que buscar la originalidad resulta una tarea a veces titánica en un mundo en el que casi todo está inventado. Pero caer en los clichés solo conseguirá que el lector levante una ceja y haya el peligro de que abandone tu lectura.
Si quieres evitar que eso ocurra, no caigas en los siguientes ejemplos.
Algunos clichés frecuentes
Entendemos por clichés en la ficción los lugares a los que se acude porque funcionan y que han terminado por convertirse en instigadores de sagas y, en referencia a determinados patrones, tanto de personajes como en situaciones de la narración.
Son un salvavidas para la mente en blanco, para resolver cualquier tipo de papeleta sin despeinarse y también para generar cierto poder de adivinación en el lector, que llega a encontrar estos escenarios tan familiares como predecibles.
Sin ánimo de ser una aguafiestas y de generar cierto estrés a esos escritores que se encuentren en pleno proceso de creatividad y que puedan contar en su lista con alguno de estos clichés, vamos a detallar algunos de los casos más recurrentes y vistosos dentro del mundo de la ficción:
1. El principio del comienzo
Podemos ser muy cuadriculados y disfrutar enormemente de las ficciones que cumplen a modo de cátedra con el orden establecido, pero, sin, ánimo de querer colgarnos galones o convertirnos en pioneros de una narrativa sin límites o barreras, hay determinados comienzos que nos hacen repetidamente revivir El día de la marmota en las primeras líneas del texto.
Seguramente ya estéis adivinando a qué me refiero. Sí, resulta todo un cliché de manual comenzar la novela por el nacimiento del protagonista. ¿Por qué consideramos correcto y a veces único este punto de partida? El efecto sorpresa y el hecho de jugar con el tiempo, las elipsis y los estados de los personajes siempre aportará singularidad a la ficción.
Si además queremos rizar el rizo y elevar el tópico a su máximo exponente, tendremos que reconocer que el cliché del cliché en este punto se encuentra en que tras un tortuoso y sangriento parto lleno de criadas agitadas cargando paños calientes sin medida, el desenlace (totalmente predecible) lleva al fallecimiento de la madre y al consuelo del padre en su nuevo vástago. Es la fórmula fetiche de Disney con los huérfanos.
Unos ingredientes básicos para catapultar al recién nacido como un ‘divino elegido’ en el argumento de la ficción.
2. El divino elegido
Lo viene diciendo la profecía, las escrituras, la leyenda o si se tercian, los dioses. Si te encuentras leyendo una situación límite y tu adrenalina está a punto de dispararse, relájate, porque siempre aparecerá el oportuno elegido y todo el clímax creado se esfumará a golpe de espadazos o discursos heroicos que cambiarán un rumbo que estaba totalmente predeterminado.
Emocionarse ante este sujeto tan predecible como pedante es toda una quimera. Su desenlace (con giro incluido) siempre busca liberar a los oprimidos, salvar y conquistar a las indefensas damas y hacer unos speech con promesas y futuros, cual político en campaña.
Una palabrería que conduce a las masas a rumbos extremos donde siempre este elegido tendrá una actuación épica que le hará lo más parecido a un ser inmortal.
3. El cliché del alumno, ¿aventajado o superdotado?
Una novela nos puede trasladar a diferentes mundos, hacernos vivir aventuras y emociones, lograr una catarsis completa. O, por el contrario, hacernos sentir realmente inútiles. Esto último sucede cuando, en otro cliché frecuente en la ficción, aparece el personaje (joven por lo general) y completamente inexperto en cualquier destreza intelectual o física que en cuestión de días (los más atrevidos hasta en horas) logra superar al propio maestro.
Es una ambición tan desmedida que no refuerza nuestros miedos y complejos a la sombra de una utopía. Porque, lector, no te engañes: sin práctica no se logran tales destrezas. Y menos en tiempo récord (o al menos eso quiero pensar yo para consolarme).
4. ‘La Donna angelicata’ o la exaltación de lo insulso
Creo que pocas cosas me llegan a poner tan nerviosa como el hecho de encontrarme en una novela con el prototipo de personaje femenino caracterizado por una inocencia y bondad superlativas e inusuales que termina por rozar la estupidez.
Por supuesto que a esta ‘donna angelicata’ le acompaña un personaje masculino que resulta su antítesis en todos los aspectos. Pero ello no supondrá ningún impedimento para que ambos vivan un romance de película. No se alberga duda de que la mujer paciente y dulce logrará cambiar la naturaleza oscura del personaje masculino.
5. El desenlace precipitado
Cuando estamos a punto de poner el broche de oro a nuestro trabajo se toman decisiones rápidas por la emoción. Pero puedan resultar fatales por los nervios y la falta de musas.
Este es uno de los errores más comunes que detectamos en nuestras críticas. El deseo de poner el cartel de ‘Fin’ puede tirar al traste meses de trabajo por un final chapucero. O lo que es peor, que resulte toda una traición para el lector.
La improvisación más socorrida, que ha terminado por convertirse en cliché, es hacer que lo sucedido sea un sueño. Una locura y, por supuesto, desengaño tan grande que pocas veces puede ser perdonado. Seguramente condene la ficción a la maldición de no ser recordada o simplemente a una burla eterna.
¿De verdad que no reconoces estos ejemplos? Ayúdanos a construir narraciones que no se dejen llevar por los tópicos. Inventemos historias que estén sin inventar aprovechando los recursos de la fuente inagotable de la imaginación. Esta, sin lugar a dudas, sigue siendo la mejor forma de inspiración.
Nuestra pregunta
¿Qué clichés te fastidian más en la ficción?
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17 Comentarios
Gracias por tu artículo, Rocío. Nunca viene mal que recordemos no colaborar en el abuso de clichés en las obras de ficción. A propósito de clichés, aunque referidas a las que utilizamos en palabras o expresiones, aproveché lo que sabía de programación y lo que encontré en la web para desarrollar una macro/programa en Word, que subí hace unos pocos meses a mi blog de novela y tecnología. Pongo aquí la dirección por si alguien más puede aprovecharlo: http://www.javierpenas.com/2015/09/descubir-cliches-mediante-macros-word.html.
Un saludo.
Gracias a ti, Javier, por tu tiempo, lectura y comentario ilustrativo.
Un abrazo
TODA LA HISTORIA DE GAME OF THRONES ES UN CLICHÉ.
Con Game of Thrones creo que siempre se logra cierto factor sorpresa y eso nos aleja un poco de la teoría de los clichés, pero está genial que hayas observado algunos tópicos esporádicos que se permiten para su argumento.
Gracias por tu interés y comentario.
Saludos
Hay ciertos géneros que necesitan de ciertos clichés y tópicos de los cuales incluso busca el lector en ese tipo de lectura, véase se novela fantasía épica
Hay tópicos tan aceptados universalmente que como dices se esperan hasta con impaciencia, pero no por ello les vamos a omitir de nuestra lista.
Lo cierto es que su aparición resta siempre sorpresa. Muchas gracias por tu aportación.
No estoy de acuerdo.
La fantasía épica no necesita ninguno de los clichés mencionados, por ejemplo. La fantasía épica se define por el enfoque, los cambios que las acciones de los agonistas generan en el mundo y la escala del conflicto. Se puede hacer buena fantasía épica sin esos clichés.
Otra cosa es que los lectores de ciertos géneros esperen ver algunos clichés que a base de repetirlos, se han pegado como lapas al género.
no se si sera un Cliche como tal, pero algo que nunca me gusta en una historia es cuando describen el fallecimiento de un personaje para que luego lo revivan o haya sido una muerte falsa. siento que me hacen sentir el dolor de su perdida para luego reírse de mi tristeza. Igual me lo tomo con humor, mejor reír que llorar.
Eso más que un cliché es un horrible deus ex machina (te recomiendo la lectura de ese artículo). Es una forma de jugar sucio con los sentimientos del lector y de salvar la situación muy extrema.
Nos unimos a tu sensación y descontento, ¡gracias por compartirlo!
La mitad de esos clichés están en Harry Potter, y aun así me apasiona.
Otro cliché: la chica que odia al chico al inicio porque la trata mal pero que luego se da cuenta de que no era tan malo y acaba enamorada de él. *se retira para darse cabezazos contra la pared*
¡Muy buen apunte! Es un clásico bien común.
La gracia de los clichés es que a veces de tanto esperarlos y adivinarlos nos terminan hasta gustando.
Por la senda de la originalidad se han perdido historias que podrían haber sido aceptables con un par de clichés en su sitio. Todo es relativo. La mano que maneja la pluma marca la diferencia entre una buena historia y una mediocre, no que los lectores vislumbremos lugares comunes. ¿Me quieres contar una vida desde el nacimiento? Cambia el enfoque del narrador, el escenario o la revelación final en la escena. Y, sobre todo, sé tú. Igual te encuentras con un nuevo Harry Potter.
La naturalidad del escritor es siempre su mejor estrategia. Tienes toda la razón. Gracias por tu lectura y palabras.
Creo que la mayoría tenemos uno o varios clichés que no soportamos (bien por nuestra forma de ser, por nuestro pasado, etc.) y otros tantos que nos apasionan, aunque sean típicos y los hayamos visto decenas de veces. Yo no soporto al malo malísimo, cruel, insensible, despreciable, sádico y que solo se regocija con el dolor y, además, el autor/a intenta dejar claro lo malo que es en todo y se excede (desde mi punto de vista). Si luego al final va y se vuelve bueno, ya se sale. Sin embargo, tengo un amigo al que este cliché le encanta y no soporta otro que yo paso por alto.
Por ello, creo que no se puede afirmar rotundamente “estos clichés son desastrosos para la novela” ni “estos pueden colar”, aunque evidentemente, como en todo, si hay una mayoría a quien le gusta algo, pues el/la autor/a ha acertado en lo que buscaba. Y aun así, otros nos tiraremos de los pelos gritando “¡el típico personaje que ya he visto mil veces, no lo soporto!”.
Jaja qué imagen tan bien calcada has hecho del malo malísimo. Como esa tendremos muchas en la cabeza y a veces nos causan simpatía porque las esperamos de una forma u otra. No son malos los clichés, pero no está de más que no nos dejemos llevar por ellos y busquemos más allá.
¡Gracias por tu comentario!
Personalmente, el cliché que menos soporto es el personaje masculino súper atractivo, amable, caballeroso, preocupado y que se enamora perdidamente de la protagonista. Detesto que no tenga ningún defecto en absoluto. Y si es rico, peor aún.
Has descrito un cliché de manual que resulta bastante odioso. Nos gusta la realidad y a veces la fantasía, pero no que nos vendan tanto la moto 😉
¡Gracias por tu aportación!